lunes, 15 de febrero de 2016

Diferente al resto

Ella era la que prefería ir a un partido de fútbol, antes que estar en un botellón. La que iba de concierto en concierto, y no de feria en feria. Esa que se gastaba su dinero en ir al cine o comer un día con su amiga, antes que en fiestas y alcohol. La que imaginaba un sinfín de historias que nunca iban a ocurrir pero la hacían sentir bien. Esa que se tiraría horas perdiendo la vista en el horizonte mientras escucha el sonido de las olas al romper, justo ahí, en su playa favorita, en ese lugar del que tantos recuerdos bellos conserva. Aquella que prefería una amiga verdadera que diez falsas. Aquella que valoraba cada detalle como si de un montón de arena enorme se tratase. La que necesita a su familia para seguir adelante. Increíblemente diferente al resto, pero feliz, tremendamente feliz.





En muchas ocasiones, y por culpa de la maldita sociedad que nos rodea, llegamos a pensar que podemos ser “raritas” por no hacer lo que lo que “se supone” que debemos hacer. Pero nos equivocamos, y mucho. Basta ya de estereotipos, basta ya de hacer lo que hace el de al lado. Es hora de pararnos a pensar tranquilamente y reflexionar. Reflexionar sobre lo que realmente nos hace felices, si quieres saltar, salta, si quiere gritar, grita, si quieres bailar, baila. Haz lo que te de la real gana, sin pararte a pensar en lo que el de la lado pueda decir o pensar, si te hace feliz, no lo abandones jamás.

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